Los pequeños caseríos que salpican el viejo macizo de Teno confieren sin lugar a dudas un carácter especial a este singular territorio.
Este espacio natural protegido, además de importantes elementos naturales, encierra un incalculable patrimonio cultural cuya conservación está principalmente en manos de sus habitantes. Pero la pervivencia de esos valores diferenciadores del medio rural depende también de nosotros, del respeto a esta forma vida y de nuestra contribución en el desarrollo económico de estas zonas. Disfrutar del Parque Rural de Teno es visitar y detenerse en cada uno de sus llamativos caseríos.
1. Masca. Es el caserío más conocido y representativo de las montañas de Teno. Situado en la vertiente sur de este macizo recibe diariamente la visita de multitud de turistas que acceden por una carretera de vértigo salpicada de numerosos y espectaculares miradores. Sorprende especialmente su escarpada orografía, con sus pintorescas viviendas casi colgadas de los riscos y la abertura natural de su conocido barranco hacia el océano Atlántico. 1. Los Carrizales. Es sin duda el gran desconocido, ya que casualmente ha quedado al margen de la bulliciosa industria turística. Este conjunto de caseríos, conformado por el Carrizal Alto y el Carrizal Bajo, encierra multitud de secretos y es sin duda un remanso de paz y descanso. Los escasos vecinos que aún lo habitan conviven con los pocos foráneos que disfrutan de una incipiente y exquisita oferta de alojamientos rurales. 1. El Palmar. En el centro neurálgico del macizo se localiza este núcleo, que es además el más poblado. De él podemos destacar su importante oferta de restauración que atrae principalmente cada fin de semana a multitud de visitantes. En este fértil valle agrícola además de papas y variados frutales, se cultivan antiguas cepas que producen unos exquisitos y valorados vinos. En el lugar conocido como Los Pedregales se localiza la Oficina de Gestión del Parque Rural de Teno y su Mercado del Agricultor que abre cada domingo. 1. Las Portelas. Se sitúa en la cabecera del Valle de El Palmar. Este núcleo fundamentalmente agrícola surgió del asentamiento de las personas que realizaban aprovechamientos de los bosques de laurisilva cercanos como las Cumbres de Bolico, donde se localiza la finca con el mismo nombre y el Albergue de Bolico, que fue propiedad del último Conde de Siete Fuentes. 1. Las Lagunetas. Es el barrio más pequeño del Valle de El Palmar y destaca por su cercanía al Monte del Agua y Pasos, un enclave de alto valor ecológico por las especies vegetales y animales que alberga, siendo una de las reservas de laurisilva más importantes de Canarias. Este bosque fue además fuente de vida para sus habitantes. 1. Teno Alto. Esta meseta ganadera es una auténtica despensa cultural que ha sabido guardar buena parte de la esencia rural de la isla de Tenerife. Conserva una importante cabaña de ganado caprino, que se pastorea de forma tradicional para obtener un afamado queso de cabra en sus variedades de tierno, semicurado y curado. Su territorio está salpicado además de singulares construcciones tradicionales como eras, tagoras, aljibes y hornos de teja. Puedes descubrir todos estos lugares con las actividades por tierra de El Cardón NaturExperience www.elcardon.com y por mar de Discover Teno www.discoverteno.com Y para alojarte en la zona te recomendamos el Albergue de Bolico www.alberguebolico.com