25 instantes de la construcción de un sueño.
El Cardón NaturExperience. Emprender en ecoturismo. Tenerife. Islas Canarias. 25 aniversario.
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Transcurrían los primeros días de mayo de 1999 y había pasado tan sólo una semana de la finalización de la Escuela Taller El Cardón, cuando Yayi Martín, Sonia Francisco y un servidor regresábamos a la Finca de Los Pedregales. El Ayuntamiento de Buenavista del Norte tuvo la gentileza de cedernos temporalmente allí un espacio para la ubicación de nuestra oficina, algo por lo que siempre estuvimos profundamente agradecidos.
Continuamos como si no hubiera pasado nada, pero claro, desde ese momento ya no encontrábamos docentes a quienes consultar, ni el apoyo del resto de compañeros, ni el salario asegurado al final de cada mes… La incertidumbre era enorme, pero arropados por la inocente valentía de quien tiene veinte y pocos años, nos sobraba entusiasmo y energía. ¡Comenzaba lo bueno! Había llegado la hora de la verdad.
Era tanta la ilusión que hacía más llevadero aquel extraño silencio de las paredes, acostumbradas, días atrás, al bullicio de un nutrido grupo de jóvenes deambulando sin parar de una estancia a otra. Todo aquello quedaba ya para el recuerdo.
Comenzamos entonces con nuestros primeros trabajos: Programas de rutas, campamentos de verano y campos de trabajo. Tocaba trabajar muy duro. Viene a mi memoria cómo se hacía por ejemplo la promoción en aquellos años, en los que comenzaba de manera incipiente internet. ¡Cuántas veces recorrimos todo el norte de la isla desde Santa Cruz hasta Buenavista! Mochila a la espalda repleta de folletos y pósters, cinta adhesiva y chinchetas en mano, visitamos tiendas de deportes, oficinas de información, facultades de la universidad, cajeros automáticos, ayuntamientos, negocios de restauración, hoteles… Dedicábamos más de una semana a repartir toda la publicidad de cada nuevo programa de rutas y se hacían hasta tres o cuatro al año. Llegamos a dar más pata en ciudad, que en el monte. ¡Cómo ha cambiado todo! La llegada de internet supuso sin duda un antes y un después.
Y en verano, mientras los amigos disfrutaban de la playa, a nosotros nos tocaba pelear con el riguroso y frío clima de Teno Alto en los campamentos de verano. Durante años recuerdo celebrar mi cumpleaños, cada 6 de agosto, rodeado de chiquillos y chiquillas.
Muy pronto comenzaron a llegar los primeros grandes retos. Empezaban a confiar en nosotros y no entendíamos muy bien por qué. De pronto, nos veíamos incorporados en la coordinación o en la docencia de importantes acciones formativas a nivel insular. Y lo curioso es que no le teníamos miedo a nada. Apretábamos los dientes y si había carencias, nos poníamos las pilas y cumplíamos con creces con los trabajos solicitados. El tiempo nos ha enseñado que todo en esta vida es ponerse y que generalmente la actitud está por encima de la aptitud. Cómo diría uno de mis cantantes favoritos, el panameño Rubén Blades: “Estudia, trabaja y se gente primero; ahí está la salvación”.
Hoy miro hacia atrás con asombro y me pregunto cómo fuimos tan lanzados. Recuerdo cómo impartimos nuestro primer módulo de interpretación del patrimonio en la Escuela Taller Casa del Atajo en Guía de Isora en 1999, luego un curso de Guía de Ruta para Asaga en La Laguna, después otra acción de formación muy importante en Garachico y luego otra… hasta hoy.
Una de esas primeras peticiones nos la hizo el amigo José Carlos Cabrera, histórico jugador de baloncesto del Canarias, en aquellos momentos responsable de la consultora Garome Canarias. En esa actividad formativa por ejemplo compartíamos trabajo con figuras como Benito Cabrera o Elfidio Alonso, docentes en la parte de historia de nuestro folclore. Imponía estar ahí con apenas veinticinco años, pero lo hacíamos con una disimulada naturalidad y, eso sí, con mucho sentido de la responsabilidad.
Más tarde, gracias a Rafael Paredes Gil, pudimos participar, como alumnos y también colaborando en tareas organizativas, en la acción formativa posiblemente más completa que se ha realizado nunca en nuestro archipiélago sobre Educación Ambiental, Interpretación del Patrimonio y Uso Público en Espacios Naturales Protegidos. Con casi cuatro meses de duración y un plantel de lujo, sirvió además para poner en contacto a todo el sector. Rafael Paredes Gil, Pedro Miguel Martín, José María Garrido y nuestro querido Nutri (Francisco J. Guerra Rosado) fueron los principales responsables de aquel curso.
A todos ellos les tenemos mucho aprecio, pero quería dedicar unas líneas para recordar a Nutri, porque nos dejó repentinamente en 2020 y, aunque realmente es de los que nunca se van, no terminamos de encajar aún su partida. Para quien no lo conozca, Nutri es, junto a Jorge Morales, la principal figura profesional de interpretación del patrimonio en habla hispana. Nosotros tuvimos la suerte de conocerlo allá por el año 1999. En ese primer encuentro comimos en nuestras oficinas, en el patio central de Los Pedregales y sin querer le derramé un plato de espagueti casi encima. Siempre me lo recordaba. Era un ser especial. No paraba de contar mil y una anécdotas que le habían sucedido. Te morías de la risa con él. En esos momentos no éramos conscientes de la suerte que teníamos.
Después de este curso llegó un momento especialmente delicado. Casi de manera simultánea, Sonia y Yayi tuvieron que abandonar el barco. A Sonia le llegó una oportunidad laboral que no podía rechazar desde el Hotel La Quinta Roja y Yayi tuvo que asumir la continuidad de su negocio familiar Almacenes Buenavista. Así que de repente llegó, ahora sí, la soledad más absoluta, agudizando todas las inseguridades y los miedos.
Estuve a punto de tirar la toalla y de nuevo fueron determinantes los de siempre. En esos años el amigo Rafa Paredes residía en Buenavista. Sus consejos, junto con los de José María Garrido fueron decisivos. También el apoyo de Azucuahe del Rosario Martín, responsable de Área Rural, con el que además de compartir apellidos, hablaba casi a diario en esos primeros años.
Rafa me dio una oportunidad impagable. Junto a Nutrí le habían solicitado un importante trabajo de consultoría para el caserío de Masca y nos planteó participar en el proyecto. Nos propuso un contrato de varios meses, que en aquel momento se convertiría en vital. Además sería el comienzo de un tándem de trabajo y amistad que dura hasta nuestros días, con el compañero Juanjo Ramos de Birding Canarias. Estuvimos durante meses analizando el caserío y su barranco: Conteo de turistas, análisis de conducta de las visitas, estudio de nacionalidades, detección de recursos, mediciones…
También en ese año 2000, ambos iniciamos nuestro Postgrado en Interpretación del Patrimonio con la Universidad Oberta de Cataluña, que en su primera edición estaba dirigido nada más y nada menos que por Nutri. Era un lujo poder trabajar para alguien que además de tu jefe, era tu director académico y sobre todo un gran amigo. Recuerdo cómo lo saturaba a preguntas. Incluso, en un descanso de una formación concreta que estaba impartiendo, llegué a llamarle para consultarle cómo continuar ante una situación complicada en el aula.
Hoy me viene a la mente la imagen de cuando bajábamos el Barranco de Masca, y nuestros jefes, Rafa y Nutri, caminaban varios metros por delante por nosotros, continuamente tropezando con todos los callados del Barranco. Juanjo y yo bromeábamos sobre si algún día llegaríamos a ser nosotros los que fuéramos delante tropezando, con jóvenes principiantes detrás. Salvando las diferencias, no estábamos muy desencaminados.
De estos primeros años queda en el recuerdo también nuestra maratoniana actividad formativa. Hubo días en los que estábamos inscritos en tantos cursos, que teníamos que estar hasta en tres sitios al mismo tiempo, incluso en diferentes islas, por lo que teníamos que escoger a cuál asistir.
Tras prácticamente un año en Los Pedregales, en el año 2000, decidimos dar el paso de buscar un local más céntrico para nuestras oficinas en Buenavista. Nos trasladamos a la Plaza Eulate, al lado de la Plaza de Los Remedios. Allí estuvimos un par de años, cambiándonos luego en 2003, a la Calle La Carrera, en Triana. Más tarde, en 2005, nos desplazamos a la Plaza de Los Remedios y ya en 2012 a nuestra actual ubicación en el Hotel Melia Hacienda del Conde (en aquellos años Vincci Buenavista Golf), donde afortunadamente llevamos diez años. ¡Bien dimos tumbos!
Unos meses después de la partida de Yayi y Sonia, se incorporaría al proyecto el amigo Tomás Antonio Afonso, de Santiago del Teide. Con lo que la soledad de esta compleja travesía inicial se vio mitigada. Pero como veremos más adelante esta nueva situación duraría poco. Aunque esa ya es otra historia.
Continuará…
Buenavista del Norte. 25 de marzo de 2022. Valerio del Rosario